lunes, 3 de diciembre de 2007

Palabras de Martín Faunes Amigo

Presentación del libro “Puerto futuro”

Me pidieron que cantara un tango en un acto que harían en ese lugar de José Domingo Cañas donde hubo tanto sufrimiento. El tango era para de algún modo acompañar o más bien para servir de marco a un poema que recitaría un poeta que era entonces para mí desconocido. El poeta desconocido, para quien cantamos con la excelente cantante Jimena Oros el tango que nos pedían, recitó entonces algo muy hermoso que hacía alusión a aquella Luciérnaga curiosa de Gardel y Lepera, pero que estaba tomado no en el sentido clásico de los tangos; esto es: el amor de pareja, sino en otro sentido innovador que tenía que ver con lo social y con el sufrimiento, muy ad hoc con todo aquello tan triste que ocurrió en la casa de horror de José Domingo Cañas, donde la dictadura se ensañó con tanta gente pero sobre todo con personas tan buenas que, con un sentido profundo de justicia, lo habían entregado todo por la causa de los pobres, por la causa de los más humildes. Invité pues a ese poeta a participar en el colectivo de arte Las historias que podemos contar, donde desde hace años, con un puñado de escritores soñadores, hemos soñado con conservar la memoria de aquellos que se la jugaron en contra de la dictadura del tirano Pinochet, y el se sumó así a nuestro sueño.

Hoy confieso que he robado algunos de los poemas de “Puerto Futuro”, el libro que hoy lanzamos, específicamente aquellos referidos a recordar a una profesora y a una estudiante de pedagogía que Roberto había incluido entre sus poemas. La profesora era Lumi Videla Moya, quien fue asesinada en José Domingo Cañas y lanzada muerta al jardín de la Embajada de Italia, y la alumna era María Cristina López Stewart, que estudiaba pedagogía en Historia y, tras haber sido cruelmente torturada en José Domingo Cañas, hoy es una detenida desaparecida, su nombre apareció en la lista de los 119. Ambas mujeres eran militantes del MIR y María Cristina era mi jefa en esa organización.

Los dos poemas robados a Roberto aparecerán en el libro “Aulas que quedaron vacías”, que será publicado por Quimantú en homenaje a los profesores que cayeron luchando contra la dictadura y como tercer volumen de la saga “Las historias que podemos contar”. Así fue como conocí al poeta Roberto Castro, y cómo éste se sumó al colectivo de arte “Las historias que podemos contar”. Así fue también cómo terminó de escribir los poemas que componen su libro “Puerto Futuro”, y así fue como le robé un par de poemas y el accedió a regalarme otros dos para “Aulas que quedaron vacías”.

Me falta decir eso sí, que a medida que fui conociendo más a Roberto, supe que por otros tiempos había catando tangos, y que había sido de los que se la jugaron contra los tiranos, y supe también de que debió padecer el exilio; pero lo que más quisiera destacar de él, fue su vuelta al país donde ocurrió una situación tremendamente atípica que no puedo menos que celebrarle, por esta razón es que la narro hoy para ustedes con pequeña explicación previa. Cuando se pudo empezar a rehacer el trabajo político en las poblaciones, los compañeros iban a las poblaciones y a los sindicatos y se valían de diferentes dones que ya poseían para tener alguna chance de incorporarse en los frentes. Entre ellos había muchos cantantes o músicos, pero Roberto había perdido la voz y además no tocaba instrumentos. Había también cuentistas y dramaturgos, que se valían de talleres literarios y de obras teatrales que montaban, pero Roberto no escribía cuentos ni poemas, y de teatro nada sabía tampoco.

Y aquí viene lo sensacional. Roberto, se revisó buscando alguna disciplina que le permitiera esta cobertura y al no encontrar ninguna, tuvo una idea genial: se convirtió en poeta. Sí, tal como lo escuchan. Se convirtió en poeta y la verdad es que un poeta hecho así forzado no parece que pudiera llegar ser un poeta verdadero o uno bueno siquiera. Así lo diría al menos cualquiera que supiera algo de arte o de literatura. Pero. Roberto Castro, poeta forzado y voluntarioso, convertido en poeta como una opción para luchar contra la dictadura es un excelente poeta. Atípico, cierto. Súper atípico, bueno, y qué atípico o no Roberto es excelente. Conozcan su libro, gocen de su poesía, recuerden con él a gente que no debe olvidarse, y aplaudámoslo.

Martín Faunes Amigo

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